viernes, 30 de enero de 2009

La huerta.


Jorge, nuestro profesor de literatura es un hombre peculiar. Cuando llegó lo primero que hizo fue comprarse una casita de una sola planta en las afueras, junto al río. Arregló la casa, el pozo y la antigua huerta que estaba abandonada.
Al jubilarse nos dijo:-Ahora puedo considerarme un hombre afortunado, porque por fín tengo el día entero para hacer lo que me gusta. No necesito trabajar por un sueldo y mientras conserve la salud y las fuerza en los brazos podría ganarme el sustento. Y se puso a trabajar con entusiasmo en la huerta: podando e injertando los frutales, construyendo un aljibe para el riego y un invernadero de aluminio con cristalera corredera en el techo. Pasó muchas horas excavando con pala y carretilla una zona de bancales profundos. Los bancales eran de una tierra negra riquísima en abono vegetal y sobre elevados un metro del suelo. Divididos en hileras por senderos que permitían el paso, no tenían más de un metro de ancho, jamás se pisaba sobre ellos. El riego era por aspersión desde el techo. Esta técnica permitía a Jorge cosechar en apenas unos cincuenta metros cuadrados y sin mucho esfuerzo, las hortalizas que consumía
Si alguno de nosotros lo visitaba durante la mañana, su inexorable destino era acompañarlo en las tareas de la huerta y en “sus largas conversaciones” con las acelgas, los ajos, las alcachofas, los apios, las berenjenas, los brócolis, las calabazas, los calabacines, los cardos, las cebollas y los cebollinos las coles en todas sus variedades, las coliflores, las endivias, las escarolas, las espinacas, las fresas, las frambuesas, los guisantes, las habas, las judías, las lechugas, los melones, los nabos, las patatas, los pepinos, los pimientos, los puerros, los rábanos, las remolachas, las sandías, sus majestades los tomates y las zanahorias. Amen de sus hierbas aromáticas, como la albahaca, el eneldo, los hinojos, el perejil, y el tomillo. Todas estas cosas buenas que existen por la gracia de Dios, eran el deleite de Jorge. Se recreaba en la larga enumeración en orden alfabético, en los comentarios sobre las siembras rotatorias para evitar el empobrecimiento del suelo, y la obtención del abono y del compost mediante el prensado de los residuos vegetales, el uso de los insecticidas naturales y todos los primorosos cuidados de la huerta, para alcanzar casi el éxtasis con su preparación gastronómica”

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