viernes, 23 de enero de 2009

El olvido de uno mismo y la concentracion en los objetos externos.

Leonardo Da Vinci.


Hace un día ventoso y desapacible. El ventarrón de poniente nos reseca la piel, la garganta y el espíritu. Temo que tampoco este fin de semana vamos a poder salir de excursión. Por la tarde acudimos a casa de Jorge, buscando en sus libros y en su conversación un consuelo para estas largas tardes de enero.
Jorge ha estado siguiendo nuestro blog y ha dejado escrita una entrada con su particular enfoque, sobre el amor: "El olvido de uno mismo y la concentración en los objetos externos, son según él, la senda más segura para mantener la alegría y para practicar el amor".
"La experiencia no es lo que le sucede al hombre, sino lo que el hombre hace con lo que le sucede". Quiero decir que sólo por medio de nuestra atención selectiva y de una personalísima interpretación (que es constante) convertimos las circunstancias en nuestra experiencia.
Para actuar con amor debemos esforzarnos en concentrar la atención en los objetos externos: la situación en el mundo, las diversas ramas del conocimiento, las personas que nos agradan. En no enfatizar lo que nos pasa a nosotros mismos...
El mundo es amplio y nuestros poderes limitados. Si toda nuestra alegría ha de depender exclusivamente de las circunstancias personales, es posible que pidamos más a la vida de lo que puede darnos. Y pedir demasiado es el mejor camino para obtener lo menos posible. El que pueda olvidar sus preocupaciones interesándose sinceramente en algo, notará que al volver de su excursión a ese mundo impersonal, ha adquirido un reposo y una calma que le capacitan para afrontar de buen humor toda molestia. Y al mismo tiempo habrá gozado de una felicidad genuina, aunque sea temporal.

1 comentario: