lunes, 5 de enero de 2009

Jorge, "el fustigador del copyright"



"Desde el punto de vista del pasado igual da haber vivido una cosa, que haberla soñado... o que haberla leído".


El autor de la frase, se llama Jorge y fue nuestro profesor de literatura del Instituto . Es soltero de unos sesenta años, mediana estatura y cuerpo menudo. Tiene el pelo fino y completamente blanco, lo que contrasta con la piel de su cara que es tostada, casi roja. Dos amplias arrugas le atraviesan la frente y cuando lee o se concentra, transfiguran su rostro, dándole la expresión de un busto parlante. Cada cierto tiempo, suele invitarnos a a su casa a merendar a Ramón, a Montse y a mi . Se tratade una casa de campo con huerto en las afueras; le gusta saber como nos va.

Todo en Jorge es sorprendente, su estilo de vida, sus gustos y aficiones, su huerta, pero sobre todo lo mas sorprendente es su biblioteca. Es una biblioteca selecta de unos 2500 volumenes de libros todos iguales, tienen el mismo tamaño, solo difieren en el grosor. Están encuadernados en cuero, en ese tono rosa anaranjado, con el que suele colorearse la piel humana en los dibujos infantiles. Ni en las tapas, ni en el lomo aparece el título o el nombre del autor, tampoco en el excelente papel nacarado de las primeras hojas. La impresión en letra antigua es buena, pero no figura el lugar, la fecha o el nombre del editor. Lo único que puede distinguirse en el lomo de estos libros, bien visible en tinta roja es un número, y en la primera hoja aparece anotada otra cifra, que en algunos volúmenes va acompañada de palabras o incluso frases entrecomilladas.

Una frase de su admirado Jorge Luis Borges preside en lugar destacado su biblioteca: “Un libro es una cosa entre las cosas que pueblan el indiferente universo, hasta que da con su lector, con el hombre destinado a sus símbolos. Ocurre entonces la emoción singular llamada belleza”.
Creedme nos dijo, quien ha sentido alguna vez esa emoción indescifrable: la belleza poética, si es valiente, lo dejará todo y partirá en su busca. La belleza poética es el encuentro del lector con el libro, el descubrimiento del libro. No importa quien escribió el libro, por qué o para qué lo escribió. El lenguaje escrito, es propiedad común de los lectores. Lo que importa es esta relación del lector con el libro, una relación que nunca es la misma, siempre se renueva. El libro cambia incesantemente, aún para un mismo lector, cada lectura, cada relectura, cada recuerdo de esa relectura renuevan el texto. El texto y nosotros mismos somos el cambiante río de Heráclito. Nuestras cosas, nuestros hechos, son tan provisionales... un libro contiene tantas cosas... Y sin embargo, en ese preciso instante de la lectura en que surge la poesía nosotros nos reconocemos en ese libro. ¡Ese libro somos nosotros, nosotros somos ese libro!.

¿Gracias, Fabio Biondi!.


1 comentario:

  1. Estoy completamente de acuerdo con todo lo que se dice este artículo.

    Por un lado, la propiedad intelectual debería abolirse. Pero por otro lado, es justo que se reconozca que fue Borges quien escribió esa frase, y que no sea un carota ladrón quien se apropie del mérito ajeno, para luego encima lucrarse con él.

    Cuando escribo porque quiero transmitir algo, me da igual el derecho de propiedad, solo quiero que le pueda ser útil a alguien. Pero cuando pienso que quizá llegue otro y coja eso que yo escribí y lo ponga a su nombre y luego gane un concurso literario y se lleve una pasta, entonces ... ya no estoy tan seguro.

    En el actual mundo interconectado donde los archivos virtuales circulan con tanta libertad, habría que buscar una solución para este dilema, y la verdad es que no se me ocurre cuál podría ser.

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