viernes, 9 de enero de 2009

Baruch: el amigo de los hombres.

Spinoza. J L. Borges
Las traslucidas manos del judío
labran en la penumbra de los cristales
y la tarde que muere es miedo y frío.
( las tardes a las tardes son iguales).
Las manos y el espacio de jacinto
que palidece en el confín del Ghetto
casi no existen para el hombre quieto
que está soñando un claro laberinto.
No lo turba la fama, ese reflejo
de sueños en el sueño de otro espejo;
ni el temeroso amor de las doncellas.
libre de la metáfora y del mito
labra un arduo cristal: el infinito
mapa de Aquel que es todas Sus estrellas.
En tanto que no somos mas que una parte del gran todo de la Naturaleza, una parte que no puede ser concebida por si misma, sino que solo se comprende en relación con el resto de la realidad, debemos asumirnos como pasivos. No dictamos nuestras determinaciones a la naturaleza, sino que padecemos las que nos impone y a partir de las cuales estamos configurados.
La actividad o la libertad no son un mágico impulso que opera sin causas previas, sino el que obra a partir de una causalidad intrínseca: es acción y no pasión, autonomía y no doblegamiento a la imposición ajena, lo que hacemos sólo puede comprenderse a través de las determinaciones de nuestra naturaleza.
La filosofía de Spinoza, elaborada en pleno XVII, el de las "Guerras de Religión", y publicada por expreso deseo del mismo, solo despues de su muerte, supone una cosmovisión humanista, que rechaza toda implicación metafísica ociosa que venga a perturbar la tranquilidad de ánimo. Y por ello, muchos han visto en ella uno de los grandes bálsamos del alma humana.
Cada uno de nosotros existimos, sin ningún propósito distinto a la simple inmanencia de nuestro ser y en ello coincidimos con Dios o la Naturaleza, de cuya sustancia única formamos parte. Todos los ¿ porqué? referidos a las opciones de nuestro comportamiento desembocan en la misma respuesta: a fin de ser del modo más pleno y fuerte posible, colmando ese deseo, que " no tenemos" sino que "nos tiene constitutivamente".
Para la pregunta ¿ por qué queremos ser?, no hay respuesta racional, porque no se trata de una verdadera pregunta, sino de la ilusión imaginativa que pretende apoyar la realidad como tal en otra realidad aún más real y así indefinidamente. " Lo único cierto es que nadie se esfuerza en conservar su ser a causa de otra cosa".
Tras las sobria y aún seca apariencia de su expresión filosófica, un arduo tratado matematico: "Ética demostrada según el orden geométrico"; hay en Spinoza un inmenso vigor vivificante que se preocupa si cesar por la mejor posibilidad humana. El núcleo de su mensaje es el esfuerzo por experimentar alegría.
“Lo que el hombre busca es el contento consigo mismo”, escribió. Lo que esta dentro de nosotros es el deseo, el apetito permanente e invariable de vivir, de estar ahí, de ser lo que somos. El mal y el bien los vicios y las virtudes, todo proviene de un mismo impulso que nadie, mientras vive, deja de sentir con plena urgencia. El odio y el remordimiento y la culpa son los enemigos capitales del genero humano, con ellos, nosotros mismos nos estorbamos nuestro destino, que es la plenitud; pero también tales enemigos provienen del amor que nos profesamos, del deseo de ser y de la búsqueda de nuestro bienestar.
La libertad o por decir mejor, la liberación consiste en transformar la conciencia de nuestro deseo, en el "saber" de lo que auténticamente deseamos. El deseo de ser no es libre, no depende de nuestro albedrío, pero puede llegar a serlo, sobreponiéndose por la fuerza de la razón a las fantasías que lo subyugan a influencias externas modificables, transformándose así en sabiduría. Este es el mensaje central del pensamiento de Espinosa, a esta “sabiduría” la denomina al final de su ética “amor intelectual de Dios”, pero podríamos sencillamente llamarla filosofía.

Lograr el contento - en la actividad y en el reposo- implica una gestión adecuada del deseo evitando el desasosiego, la impaciencia y la frustración. Nadie puede ser sustituido por otro, en su esfuerzo, ni en su compromiso reflexivo con la propia vida. Es por eso, que la meta principal de la sabiduría no es el conocimiento desinteresado y neutralmente objetivo del mundo, sino la liberación subjetiva del hombre. Es decir, que toda sabiduría es esencialmente una ética.

Arpeggiata, ciaccona y otras. Giovanni Girolano kapsberger. Daniel Zapico:Tiorba

1 comentario:

  1. La explicación que haces de la filosofía de Espinoza me parece fácil de entender. Las ideas que este hombre profesaba son una maravilla.

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