que la inteligencia.
Sólo los frívolos creen conocerse a sí mismos.
Lo único que realmente sabemos
de la naturaleza humana es que cambia".
Ayer sábado por la noche salí a dar una vuelta. Hacia días que no sabía nada de Carlota . Se ha pedido unos días de permiso y ha desaparecido, me dijo Carlos, con una sonrisa. ¡No iba sola!, apostilló una jovencita que ya se había tomado más de una copa y era una de las nuevas auxiliares recién llegadas al hospital.
Terminamos la noche en el “Enjoy yourself” un club de música, donde todos los fines de semana, se podía escuchar músicos de nuestra ciudad. Allí estaba Carlota completamente absorta mirando hacia el escenario, muy pálida y con ojeras su cara estaba absorta en la contemplación de su amado. ¡El mozo de la fiesta, "alto y hermoso como un sol” era el guitarrista!.
Decidí marcharme antes de que me viera Carlota. Me despedí de Carlos, que a estas alturas de la noche, ni se dio cuenta, rodeado de todas aquellas jóvenes auxiliares recién llegadas. Se encontraba en aquel maravilloso estado de inspiración que le producían siempre los nuevos alicientes y el champán.
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