“Enamorarse es crear una mitología privada y hacer del universo una alusión a la única persona indudable”
Agilulfo pensaba que sólo por amor, podría ser encarnado en un cuerpo humano. Concebía el amor en su forma más pura: como atención y cuidado. También ahora él podría sentir y comportarse como un hombre de carne y hueso, acariciar y cuidar a una mujer, tal vez hacerla su esposa, darle hijos… Pero ¡Ay! bastaban unos instantes de sueño, una distracción, un olvido por mi parte, para que su cuerpo comenzara a difuminarse. Estaba convencido de que su existencia corporal dependía por completo de mí; de mi capacidad de entrega y de concentración en el objeto amado.
- Entre nosotros sólo tiene sentido el amor, si es fuerte y auténtico. Tu amor es como una llama en mi pecho; una llama que el viento apagará, si sólo ha prendido en una vela, o por el contrario avivará, si se trata de un verdadero fuego.
Había llegado el momento de regresar. No quiso acompañarme a casa todavía, necesitaba tiempo para acomodarse a su flamígera situación. A pesar de estar de vuelta en casa, yo sentía que mi viaje no había concluido. Pero en este viaje de ahora, me parecía más importante la quietud que el movimiento. Muchas de las cosas que ahora esperaba, es preciso que hicieran ellas mismas su presentación…
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