"Existe algo más puntual que el reloj, el espejo."
Por mucho empeño que ponga la publicidad del importante negocio de la imagen, resulta obvio que al cabo de unos pocos años, acaba siendo imposible modificar nuestra apariencia personal. Las apariencia de nuestro cuerpo no depende de nuestra voluntad, sino de la genética, de la alimentación que hemos recibido o de la edad, y una simple enfermedad o un accidente, pueden alterarla para siempre.
Sin embargo, es esta apariencia externa lo primero que perciben de nosotros los demás y muchas veces, lo único. Por ella nos ubican irremisiblemente y por esos todos tratamos de acomodarla a nuestras expectativas sociales. Es decir al modo a como queremos ser recibidos por los demás.
En consecuencia, sea cual sea nuestra edad y circunstancia, la higiene y el vestido, la dieta, el ejercicio y el descanso diario son aspectos que hay cuidar, por nosotros y por los demás.
Esto que es una obviedad, y que es la misma esencia de la educación de una persona, debería ser ampliamente recordado a través de campañas publicitarias con cargo a los presupuestos de Sanidad y Educación.
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