lunes, 23 de marzo de 2009

La dignidad.

La libertad de mi albedrío es tal vez ilusoria pero puedo dar o soñar que doy. Puedo dar el coraje que no tengo, puedo dar la esperanza que no está en mí, puedo enseñar la voluntad de aprender lo que apenas sé o entreveo.
J.L. Borges


La belleza perfecta, la bondad en estado puro no existen en este mundo, sino más bien sus limitaciones. Precisamente porque existen esos límites tienen sentido para nosotros la grandeza moral y la belleza estética. Examinando estos límites y la voluntad que alguien pone en traspasarlos, es la única manera que tenemos de llegar a apreciarlos.La dignidad humana se sustenta en la posibilidad de traspasarlos por decisión propia.

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