La escritura periódica y personal permite aprender y reflexionar sobre los hechos para comprenderlos mejor. Además se convierte en un registro de ideas y sentimientos, donde uno siempre puede acudir a buscar orientación.
Conviene enfrentarse a la escritura con estas convicciones:
1-No tiene la menor importancia quien escribe. Así como el lenguaje es un hecho social propiedad común de todos los hablantes, lo que ya se ha escrito, no es del escritor, sino que pertenece a la interpretación del lector.
2- Dado que las tramas están limitadas por la capacidad humana de contar, sólo existen unas pocas metáforas, que se van repitiendo a través del tiempo con infinidad de matices y de tonos. Para escribir es indispensable que observemos las ya existentes en novelas y cuentos. A fin de cuentas, como lectores todas nos pertenecen.
3-Sentir el gusto por el juego de hilar palabras y frases y tener el humor de hacerlo a menudo, son las únicas maneras de romper el estereotipo pesimista para empezar a escribir.
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