miércoles, 13 de enero de 2010

La realidad pintada:La misión.

Sofia Soloviev
Presenté el resumen en dirección y al poco, me convocaron a una reunión a la que asistieron el Comandante, los tres directores y los tres supervisores del Nautilus.
El Comandante explicó que según los datos de los sensores telescópicos, la atmósfera, la presión y la temperatura del planeta, eran las adecuadas para la vida humana. No se detectaba radioactividad, ni grandes emisiones de energía sobre la superficie. Lo que contrariamente a lo esperado, hacia presumir que la actividad humana sobre la tierra era mínima o inexistente. Precisamente, la confirmación de estos datos sobre el terreno, era la misión de la sonda. Se había diseñado una pequeña sonda tripulada con capacidad para dos personas, que sería dirigida desde el Nautilus. La recogida de datos, incluso los microbiológicos, se realizaría automáticamente.
Sin embargo, añadió:
-La parte de la misión que se encomienda a los tripulantes, es la localización de vida humana. Una misión que entraña sus peligros.
El comandante hizo una pausa observándome, tratando de advertir en mí una reacción. Y continuó:
- Quiero que sepan que, a pesar de su importancia, la misión no se aprobó, hasta que la persona más adecuada para ello, se ofreció voluntariamente para tripular la sonda. Concretamente me refiero a nuestra directora científica Sofía Soloviev, aquí presente.
Volví mis ojos hacia ella y noté que a pesar de su rubor, me devolvía una la mirada significativa.
- Ella te ha propuesto como su acompañante. Me espetó el comandante.
- Es un honor, contesté. Sin pensarlo.
- Quiero que sepáis que la misión es importante, de ella dependen nuestros proyectos en el planeta. ¡Buena suerte!. Fiel a su laconismo espartano, el comandante dio por terminada la reunión.

Así fue como sin pensarlo, mi curiosidad por el pasado o tal vez, mi pasión por averiguar qué se escondía tras la sugestiva mirada de Sofía, me llevó a tripular la sonda con destino a la Tierra.

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