sábado, 11 de julio de 2009

La travesía del mar tenebroso

"Cuando el mundo era un milenio más joven todos los sucesos tenían formas más pronunciadas y los hombres parecían aún más desvalidos ante las grandes contingencias de la vida". ( J. Huizinga)


La tierra era un enorme planeta y el océano una inmensidad tenebrosa cuya extensión ninguna nave se atrevía a surcar. En las mitologías antiguas, el negro océano era el arcano que conduce al mundo de los difuntos. Bengalies, fenicios, griegos, ninguno de los primeros pueblos de comerciantes, se arriesgaron nunca a otras rutas distintas del cabotaje en el mar interior.
Un espeso silencio cubrió, hasta bien entrado el siglo XX, cuantas tentativas hicieran los hombres, antes del viaje de Colon para surcar lo ancho del desconocido océano.
Pero es cierto que la audacia humana es hija de la necesidad; y en el siglo IX ya era un hecho incuestionable que los vikingos, pese a su pobreza, disponían de embarcaciones superiores a la de “los pueblos civilizados". Pareció verosimil la narración aparecida en una saga islandesa del siglo XIII, sobre el primer descrubrimento de América por los escandinavos en los albores del primer milenio. En ella se canta la epopeya del caudillo Erico el Rojo, "llamado el sanguinario" que huyendo de Groenlandia para evitar el castigo de sus muchos asesinatos, topó con la costa de los Estados Unidos. Y la su hijo Leif Ericson, que en un viaje a Noruega, también fue desviado miles de millas hacia el oeste, hasta llegar a una tierra fértil a la que llamo "Vinlandia" ( país de las vides ) *
La dureza del clima, el exceso de población, debieron determinar en el siglo IX, unas espantosas condiciones de vida en la Península Escandinava. En el transcurso de los años, fue configurándose en la montañosa península, una sociedad igualitaria y guerrera, que en su contacto con las poblaciones del sur, adquirió hábitos de arrojo y temeridad no igualados hasta entonces. Las temibles expediciones de saqueo y destrucción formaban parte del adiestramiento de la juventud y con frecuencia la base de su futura suerte La historia medieval europea confirma el escaso dominio que sus reyes y jefes tenían sobre los jóvenes guerreros que organizaban las expediciones de merodeo. Grande debió ser la necesidad de un pueblo al que sus creencias religiosas infundían el arrojo para improvisar sus propias tumbas, en la proa de las naves que pilotaban, hacia donde nadie se había atrevido hasta entonces.
Según la saga mencionada, tres años después del regreso de Leif Ericsson, el islandés, Torfinn Karlsevni, zarpó de Groenlandia con tres navíos, para ir en busca de nuevos territorios, y pasó tres años en Vinlandia. La saga ofrece datos confusos sobre como los vikingos hubieron de defenderse en diversas ocasiones de los ataques de un pueblo aborigen. Lo cierto, es que las investigaciones realizadas han sido incapaces de determinar el lugar concreto de este asentamiento. Una densa oscuridad prevalece sobre el establecimiento groenlandés en América del Norte. Aunque no se ha probado, la existencia de una colonia permanente, hay motivos para creer, que hasta el año 1347, se dirigían navíos de Groenelandia Occidental hasta el Sur del Labrador en busca de madera para la construcción naval. En las excavaciones groenlandesas se han hallado ataúdes de madera de alerce, una especie autóctona de América del norte.
La colonia groenlandesa de Erico el Rojo y el descubrimiento de América de su hijo Leif Ericsson, parecen haber sido curiosos callejones sin salida. Y es que aunque centenares de colonos estuvieron dispuestos, hace mil años, a abandonar Islandia por las tierras mucho más inhóspitas de Groenlandia, y sólo había un paso más, para llegar a la mucho más abundante Vinlandia; sin embargo, no llegó a fundarse allí una colonia permanente. Hoy resulta casi imposible, aclarar las causas.
El asentamiento groenlandés prosperó y durante siglos consiguió valerse por si mismo. El propio Leif Ericsson fue bautizado con ocasión de un viaje a Noruega. Y el cristianismo fue introduciéndose entre sus moradores, acabando por vencer a los terribles dioses escandinavos. Según los archivos del Vaticano, estas parroquias quedaron adscritas al lejano obispado de Hamburgo-Bremen. Existen referencias de que los Groenlandeses solían clavar una estaca en el pecho de los difuntos hasta la llegada del sacerdote al entierro con la cruz y el agua bendecidas. En el año 1126 se envió a Groenlandia un obispo propio, Arnaldo, quien enseñó a los groenlandeses a hacer vino sacramental con hinojos marinos que crecían entre los brezos de la costa. La pesca, la leche y la carne de sus animales domésticos, las hortalizas que podían cultivar en su corta estación agrícola, hicieron prosperar la colonia: El comercio de pieles, de colmillos de morsa, el de los paños de frisa, hechos con la espesa lana de las velludas ovejas del extremo Norte, llegó a ser intenso, durante los siglos XII y XIII. La colonia pudo haber llegado a los tres mil habitantes.
Una población de este tamaño tuvo que haberse extendido hasta agotar los escasos rincones de la isla que ofrecían posibilidades de subsistencia. Y acaso más allá hacia el lejano poniente…
En el siglo XV el mercado del marfil africano, los paños ingleses y flamencos, fueron desplazando las exportaciones de Groenlandia: Decreció el comercio y la comunicación con el mundo exterior, se fue haciendo menos frecuente. En 1492 una carta pontificia enviada a al remota diócesis de Groenlandia, no tuvo otro destino que ser venerada en el altar de la única iglesia subsistente, ya que no había sacerdote que pudiera leerla. En este año ceso toda comunicación entre Groenlandia y Europa Occidental.¡No deja de ser paradójico que el mismo año que los europeos descubrían América, Groenlandia se perdiera en el olvido!.
¿ Qué le había ocurrido a esta comunidad tan sólidamente establecida durante quinientos años para llegar a su total extinción?.
Las sagas islandesas hablan de cruentas guerras con los cazadores nómadas del remoto norte. Según las leyendas del pueblo Inuit, los esquimales conquistaron hacia 1360 la región más occidental de Groenlandia. Era de los asentamientos de esta zona más inhóspita y fría de la isla, de donde trescientos años antes, habrían partido los viajeros hacia poniente. Pocos años más tarde, los esquimales acabaron destruyendo también los establecimientos más orientales. Los últimos colonos groenlandeses fueron quemados en sus iglesias y se llevaron a la tumba el secreto de Vinlandia, que para ellos, pudo no haber sido, sino una de tantas islas.


*El nombre de Vinlandia pudiera responder a una manifiesta intención propagandística. Es conocido el amor que los vikingos profesaban por el jugo de la uva, que en ocasiones motivaba que se desviaran decenas de millas en sus incursiones.

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