sábado, 26 de septiembre de 2009

El Maestro Eckhart

"Quien quiera alcanzar la paz del alma, no lo conseguirá huyendo de las contingencias y retirándose a la soledad; hay que abandonarse a sí mismo, pues toda inquietud depende de nuestro propio querer. No ha dicho Jesus: "Quien quiera seguirme, debe renunciar a si mismo. He aquí lo que importa. Dejad que Dios destierre poco a poco, al hombre viejo que hay en vosotros y vuestra vida será santificada: entonces, cada una de vuestras acciones, por insignificantes que sean, se convertirá en bendición, pues Dios mismo es quien las realiza. Quienes en cambio, no están llenos de Dios, sino de ellos mismos, no hacen nada bueno, por muy grandes que puedan parecer sus acciones. Quien lleva a Dios ha encontrado la paz y el reposo del alma, este reposo le gustará con todos y en todos los lugares, en la calle, en el desierto o en la celda del convento. Nada puede perturbar esta calma del espíritu". (Maestro Eckhart. Erfurt 1300)

La hermosa cita, de hace setecientos años, describe la ruta del amor intelectual a Dios a través de la ascética y la mística. Un camino que hoy sigue plenamente vigente y que curiosamente se compagina por igual, con el mensaje de todas las religiones, porque está en la misma esencia del sentimiento religioso.

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