Éste es un cuaderno de viaje, pero quiero aclarar que para mi, no todo viaje es espacial, y sí un tránsito subjetivo. una prueba a la que nos somete la vida, que tenemos que aceptar tratando de encontrarle sentido.
Nuestro cuerpo, nuestros amigos, nuestras capacidades y oportunidades, aparecen, se transforman y desaparecen, en un inevitable proceso de degradación, esta es la verdadera condición de nuestro viaje.
Yo quisiera que a medida que crezca este cuaderno, vaya yo creciendo y aprenda a contemplar la vida, como un camino. Un sendero en el que hay que ir cumpliendo afanosas etapas lo más dignamente posible y aprender a aceptar sin temblor, el misterioso paisaje que se desvela ante nuestros ojos.
Nuestro cuerpo, nuestros amigos, nuestras capacidades y oportunidades, aparecen, se transforman y desaparecen, en un inevitable proceso de degradación, esta es la verdadera condición de nuestro viaje.
Yo quisiera que a medida que crezca este cuaderno, vaya yo creciendo y aprenda a contemplar la vida, como un camino. Un sendero en el que hay que ir cumpliendo afanosas etapas lo más dignamente posible y aprender a aceptar sin temblor, el misterioso paisaje que se desvela ante nuestros ojos.
Estoy de acuerdo con todo lo que dices, menos con el pesimismo que destila. A partir de los 30 años el cuerpo empieza un lento proceso de degradación, esto es innegable. Pero nuestro espíritu permanece siempre joven, y progresa y crece con cada cosa que aprende. Y en esta vida nunca dejamos de aprender.
ResponderEliminarTampoco estoy de acuerdo con el nihilismo que también destila, sobre todo después de estudiar la imagen que has elegido para tu perfil. Creo que no somos una cáscara vacía, como el caballero lleno de aire, sino todo lo contrario: nuestro cuerpo es mera apariencia material, mientras que nuestro espíritu es la única realidad verdadera; y al no ser material, no es perecedero.