Aquella tarde pensaba en el ruido grave y solitario del viento en las ramas del pinar. El rumor del viento en los pinos hace el efecto de que alguien nos mira invisible. El reloj de pared caminaba lentamente, fuera entre las acacias se oían los gorriones, el gorjeo de estos pájaros parecía aumentar el silencio. El silencio siempre sorprende, es una cosa insólita, que tiene un punto de misterio. Pasa un rato, el viento hincha y deshincha las cortinas.
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